Claves para delgazar
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Read MoreTan peligroso para la salud es cerrarse a todo lo que huela a medicina "complementaria" como tener una mente crédula y aceptar cualquier cosa "alternativa". Afán de negocio y actitudes contrarias a la Ciencia las hay en todas partes. Pero no vamos a entrar en polémicas sino a divulgar información positiva para mejorar la salud y abrir la mente.
Comprobar cómo la vitamina C va cambiado tu salud es muy importante y el paso de los años va haciendo que la confianza (tan poderosa como el efecto placebo) sea mayor y sus beneficios también. Al afirmar que a los 44 años (en 2014) me siento mejor que con 25 estoy diciendo la verdad. Podéis preguntar a la gente vegetariana o que consume un porcentaje alto de crudos, hortalizas, frutas y grano entero (entre el 50 y el 90 % del total diario). Esa sensación de plenitud sólo puede sentirse, apenas puede explicarse. Existen varios caminos para alcanzarla, que pueden recorrerse a la vez: la alimentación (la dieta mediterránea), los ayunos periódicos, la gimnasia, tomar el Sol correctamente y el trabajo con la mente (meditación, respiración), quizás sean las vías principales para re-encontrar la plenitud mental y física.
No estoy defendiendo que sea imprescindible consumir un suplemento de vitamina C. Una alternativa natural sería incluir algún alimento rico en esta vitamina cada 4 ó 5 horas durante el día (aunque los cítricos como la naranja o el limón no son buenos para cenar), porque el cuerpo elimina la vitamina C sobrante cada 4 horas (se trata de una vitamina hidrosoluble).
Hay médicos que quieren que la vitamina C no sea considerada como una vitamina más, pues es tan esencial para la vida como el agua y sus funciones conocidas son centenares (ver en la web de "Vitamin C Foundation" o en cualquier buscador de Internet).
La mayor parte de los animales producen el ácido ascórbico que necesitan en sus hígados, a partir de la glucosa. A nosotros y a algunas especies más (gorila, chimpancé, cobaya, alguna especie de murciélago y pocas más) nos falta la enzima necesaria por un gen defectuoso, de nombre casi irrepetible, enzima L-gulonolactona oxidasa... Parece que la perdimos en algún momento de la evolución por vivir en medios donde las fuentes de vitamina C abundaban.
Existen dos casos de animales que nos ayudarán a comprender la necesidad de vitamina C:
1. La cebra puede producirla en su hígado. Cuando se captura una cebra para un zoológico de cualquier parte del mundo, este animal sufre un estrés brutal. Se ha medido la cantidad de vitamina C que produce en su hígado hasta que se adapta al nuevo medio y sería equivalente a una persona que tomase 80 gramos de ácido ascórbico o vitamina C cada día.
El estrés, algunas medicinas, el tabaco, el alcohol, destruyen mucha vitamina C, de forma que aún consumiendo la cantidad diaria recomendada, podríamos tener una carencia “subclínica” de esta vitamina fundamental.
2. Los gorilas han perdido la capacidad de fabricar su propia vitamina C -igual que nosotros, los humanos-. Cuando viven en libertad, se alimentan de más de 200 especies vegetales diferentes, muchas ricas en vitamina C (alcanzando unos 4 gramos diarios). Cuando se les captura y se les llevan a zoológicos, el estrés y la pérdida de sus fuentes variadas de alimentación rica en vitamina provocó que durante años los gorilas en cautividad desarrollaran arterioesclerosis e infartos de miocardio. Ahora, los responsables de los zoológicos se encargan de suministrarles suficientes fuentes de esta vitamina y la variedad adecuada de frutas y plantas. Los infartos se están reduciendo.
(Fuente: Save the gorillas, Owen Fonorow and Sally Snyder Jewell).
En torno a Linus Pauling, premio Nobel de Química (suele decirse que es el único que recibió dos premios Nobel individuales de la Historia, pero no creo que sea necesario añadir el de la Paz para aumentar su prestigio como uno de los químicos más importantes del siglo XX), ha sido uno de los máximos defensores de las megadosis de vitamina C por vía oral. Esto no quiere decir nada, porque hay muchos premios Nobel que dicen tonterías o se equivocan.
Lo importante no es lo que dice Pauling porque sea él, sino lo que demuestra.
Es importante recordar que el uso de suplementos de vitamina C -y más aún por goteo intravenoso-, debe ser consultado y supervisado por el médico, el farmacéutico o el especialista legalmente autorizado.
El Blog de Jesús Márquez / http://jesusmarquezrivera.com /
“¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
- Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... "
- ¿Crear vínculos?
- Efectivamente, verás -dijo el zorro -. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...”
(Extracto de “El Principito” de Saint de Exupéry)
Desde tiempos remotos, el ser humano consiguió domesticar animales, tales como cabras, ovejas, perros y un largo etcétera. Los perros hoy día son unas de las mascotas más populares. Fueron usadas antaño en las labores de caza y como perros pastores. Asimismo ocurría con las aves rapaces que eran utilizadas en la cetrería, especialmente durante la Edad Media. En el Egipto de los faraones los gatos eran considerados animales sagrados y eran momificados y puestos en las tumbas. En la religión hinduista Ganesha es una deidad que toma la forma de un elefante. Como se puede observar, los animales han estado presentes en la vida del hombre desde prácticamente el comienzo de los tiempos.
Actualmente es bastante frecuente que poseamos animales domésticos y que sean entrenados con distintas finalidades. Así pues, tenemos el ejemplo de los perros cazadores, tales como los galgos, una raza que en nuestro país representa un ícono del maltrato animal y del abandono cuando, por su edad avanzada o merma en sus facultades, dejan de ser útiles para la caza.
En cuerpos tales como la policía, bomberos y el ejército, existen unidades caninas que se encargan de detectar drogas, explosivos, buscar personas perdidas, rescatar personas ocultas sepultadas bajo escombros.
No olvidemos tampoco el caso aquellos animales, tales como perros o primates que asisten a los invidentes y a aquellos con incapacidades motoras.
Normalmente usamos la expresión “poseer un animal doméstico” y esto tiene unas connotaciones de que el animal es, como se dice en el ámbito jurídico, “una cosa” que te pertenece. Sin embargo, un animal no es una cosa. Los animales son seres que tienen comportamientos sociales complejos, emociones complejas, autoconsciencia, etc. En pocas cosas diferimos de ellos.
Poco a poco, hemos tomado conciencia de la importancia de estos animales, puesto que son iguales que nosotros. Cada vez más se va reflejando en las legislaciones de muchos países que reconocen los derechos de los animales, protegiéndolos del maltrato y del abandono que, desgraciadamente, puedan sufrir por parte de unos dueños irresponsables, imponiendo sanciones legales a los mismos.
A veces compramos una mascota en una tienda de animales, la encontramos en la calle, la adoptamos porque han sido abandonadas. Los animales pueden sufrir traumas porque han sido maltratados, desnutridos, pueden estar heridos, tener enfermedades debido a la falta de responsabilidad de sus dueños. De este campo se ocupa la práctica veterinaria y la zoopsiquiatría, cuyo máximo representante es Patrick Pageat.
Así que cuando “poseemos” una mascota tenemos una serie de responsabilidades, y éstas consisten en darle unos cuidados adecuados.
Los beneficios de poseer una mascota desde el punto de vista del campo de la psicología son los siguientes:
En la mayoría de los casos, esta relación tiene una influencia psicológica tan beneficiosa que mejora el sistema inmune de las personas.
Las personas que viven solas o que experimentan carencias afectivas pueden sentirse enriquecidas por el afecto y compañía de los animales domésticos. Un recurso educativo para nuestros pequeños que les proporcionaran una rica experiencia para aprender valores, tan necesarios en nuestra sociedad, e inculcar responsabilidades y crear empatía.
Son usados en el campo de la psicología clínica para realizar terapias con niños autistas, personas con problemas psicológicos. Esto avala su valor como arma terapéutica.
Se ha demostrado que los perros ayudan a la socialización de sus dueños, e incluso que tener un perro es un reclamo para ligar.
En resumen, podemos hablar de una relación de interdependencia, de vínculos, de relaciones afectivas. Cuando muere o desaparece una mascota sentimos un dolor emocional proporcional a los lazos emocionales que hayamos entablado con la misma.
Por regla general, es más doloroso perder a un perro que a un pez o a un canario, dado que con el perro tenemos un contacto más directo, podemos tocarlo, jugar con él, obedece, responde a su nombre, mientras que el canario o el pez permanecen en una jaula o pecera, no los solemos tocar y ello crea una distancia psicológica.
Sin embargo, cada persona es distinta y esta regla no siempre se cumple. Todo dependerá de la intensidad afectiva de la relación entre el animal y su dueño. Se produce un proceso de duelo, de pérdida irreversible de algo muy querido, al igual que ocurre con la pérdida de un familiar, amigo o cuando atravesamos una ruptura con nuestra pareja. Aunque la intensidad no suele ser la misma, a veces nos llama la atención el sufrimiento de la persona que ha vivido la pérdida y llegamos a pensar que es exagerado. Los hechos suceden y se acompañan de sentimientos que son únicos, pues las vivencias que los desarrollaron también lo fueron. En este asunto las varas de medir y comparar no funcionan. Cuando se muere una mascota sentimos un dolor emocional proporcional a los lazos afectivos que hayamos entablado con la misma.
Comprar o adoptar otra mascota similar. Esto tiene sus pros y sus contras. Podemos acordarnos más del animal al que intentamos reemplazar y/o sustituir el valor afectivo que la misma nos proporcionaba.
Comprar una mascota distinta que nos guste. Por ejemplo, sustituir a un perro por una cobaya u otro animal doméstico. Esto va a hacer que tengamos que descubrir cómo es, ocupar nuestro tiempo y darnos una afectividad parecida o similar.
Permitirnos expresar la emoción, con nosotros mismos y otros, hablar de la pérdida y, en última instancia, como ya sabemos y se suele decir, el tiempo cura todas las heridas.
Recientemente, ha sido de notable repercusión mediática la noticia del sacrificio de Excalibur, el perro de la enfermera de Madrid que ha contraído el ébola, a través de una orden judicial, por sospechar que podía estar contagiado también. Se ha levantado una gran polémica entre los defensores de los derechos de los animales y dentro de la comunidad científica se han escuchado voces de expertos afirmando que el perro podría haber sido de interés científico en caso de estar infectado, para así poder recolectar datos tales como parámetros biológicos del virus y, por tanto, ser útiles para conocer mejor y dar un tratamiento más eficaz a la epidemia tan nefasta que ya ha aterrizado en Europa. Esto crea un dilema, tanto ético como científico, que choca con lo más íntimo del ser humano. ¿Y usted qué haría? ¿Cuál sería su decisión?
Este tipo de situaciones con animales, las de defender sus vidas, y concretamente la de Excalibur, también nos hacen reflexionar profundamente sobre cómo nos tenemos que relacionar con nuestros semejantes, entre nosotros mismos. Se nos ocurre plantear qué hubiera pasado si las vehementes protestas realizadas para salvar la vida de Excalibur, se hubieran producido para alentar la lucha del ébola en África. ¿Habría llegado la enfermedad a Europa?
Durante años leí muchos artículos sobre temas de salud relacionados con la nutrición, los suplementos y, a pesar de todo, continué con mi vida “normal” y muy poco saludable. Así que trataré de mezclar la información con mis experiencias, porque creo que puede ayudar a no perder tanto tiempo como perdí yo en comprender lo necesario para realizar cambios saludables.
Estoy totalmente convencido de que gracias a los suplementos de vitamina C (ácido ascórbico, ascorbato de calcio) y de magnesio (en mi caso, bajo la forma de cloruro) superé la principal "enfermedad" que he padecido y que fue diagnosticada como asma bronquial alérgica. Llevo unos 10 años tomando vitamina C cada día y unos 8 desde que mi especialista me dijo que ya no necesitaba medicación. Él no sabía que tomaba suplementos de vitamina C (en cápsulas de un gramo). Desgraciadamente, ocultar este tipo de actuación al especialista es habitual, bien por temor a enfados o a risas.
Todo este tiempo (desde 2005) he estado sin medicación, sin síntomas, haciendo toda la gimnasia que quiero. Cuando tengo que respirar un ambiente con olor a tabaco, lejía, perfumes fuertes, no tengo más problemas que el resto de la población. Antes, cuando entraba en un ascensor y alguien había fumado allí, tenía que parar y bajarme. Cuando mido la capacidad pulmonar con el espirómetro me da siempre el máximo...
No sé si mi caso será anecdótico o no, pero con los años he descubierto algunas posibles explicaciones de lesta mejoría de mi salud.
Quizás sea el suplemento del que he aprendido más cosas y sobre el que he escrito más.
Naturalmente el hecho de tomarlo no quiere decir que no consuma alimentos ricos en vitamina C. Todos los días suelo incluir como mínimo el zumo de un limón acompañando a los dos o tres tés verdes diarios que forman parte de mis costumbres desde hace años.
Los defensores de las propiedades nutricionales y medicinales del ácido ascórbico como suplemento son muchos y prestigiosos, entre médicos y otros científicos: el Dr. Szent-Györgyi, Nobel de Medicina en 1937 por su descubrimiento de la vitamina C en 1927 y por sus estudios sobre sus funciones biológicas; el profesor Linus Pauling, Nobel de Química y de la Paz; el Dr. Matthias Rath; el Dr. Frederick R. Klenner; el Dr. Robert Carthcart III, etc.
El debate habitual sobre la vitamina C o ácido ascórbico es que refuerza las defensas o que no es ni siquiera útil para eso. La realidad, cuando se buscan estudios científicos en lugares como PubMed, es que resulta beneficiosa contra casi todas las dolencias, bien porque las alivia o las cura, bien porque las previene por su capacidad antioxidante y su participación en casi todas las reacciones biológicas del cuerpo humano. Útil contra el cáncer, la diabetes, el Alzheimer y el Parkinson, contra la hepatitis, los problemas del corazón y circulatorios, mejora el estado de ánimo, es un elemento esencial para la piel y para formar el famoso colágeno del que tanto se habla en la publicidad de los productos de belleza.
Un ejemplo de lo extraño que resulta escuchar a alguien que siga afirmando que la vitamina C no vale para casi nada puede ser el caso de la enfermedad de Parkinson. Existen numerosos estudios sobre su utilidad tanto a través de la dieta como de suplemento. Primero, en la prevención o menor riesgo relacionado directamente con el nivel de vitamina C o el consumo de una dieta rica en esta vitamina (Cerhan 1994, De Rijk 1997, Singh 1995). La dieta rica en vitamina C y E previene la enfermedad (Martin 2002).
Existe deficiencia subclínica (que no llega a producir la enfermedad carencial, pero daña lentamente el organismo) en el Parkinson inicial (Yapa 1992) y como suplemento resulta útil tanto en las primeras fases como en las últimas (Linazasoro 1995, Nagayama 2004)
Estimula la síntesis de dopamina en el cerebro a partir de la tirosina (Seitz 1998) y previene la oxidación de la dopamina (Lancet, 1988).
Junto a un suplemento de vitamina E, tiene la capacidad de retrasar casi 3 años la necesidad de medicación, según estableció el prestigioso neurólogo norteamericano Stanley Fahn en un estudio de 1991.
No sólo debería ser imprescindible para el Parkinson, sino que lo es para casi todo. Debido a que es el "corazón" del colágeno, el "ladrillo" que forma las partes blandas del cuerpo -especialmente importante en los vasos sanguíneos-, su carencia podría afectar a la aparición de arrugas, aneurisma, ateromas, ictus, hernia de hiato, hernia inguinal, etc. (En la página web de "Vitamin C Foundation" hay cientos de estudios al respecto).
En el escorbuto, la enfermedad carencial de esta vitamina, no sólo sangran las encías y se caen los dientes, sino que todo el interior del cuerpo parece como si se deshiciera (según las autopsias) y las heridas antiguas se abren y los huesos soldados hace décadas se vuelven a quebrar. Afortunadamente ya es poco frecuente ese estado extremo de falta de vitamina C. Es más frecuente la carencia “subclínica”.
1. Se trata de un suplemento, que no sustituye a la vitamina C de los alimentos (naranja, limón, kiwi, brócoli, pimiento, papaya), que llevan muchas otras sustancias beneficiosas. Me decía un amigo muy experimentado es estas cuestiones que si el suplemento fuera suficiente se llamaría alimento. En mi caso, tomo alimentos ricos en esta vitamina (por los flavonoides de los cítricos) y el suplemento.
2. No existe una vitamina C natural y otra artificial. La molécula es la misma. La mayor parte de los animales la sintetizan en el hígado con una enzima, L-gulonolactona oxidasa, a la glucosa (su carencia y confusión es un posible origen de los problemas circulatorios de los diabéticos en la vista, los pies y el corazón). Algunos estudios indican que la vitamina C y la B1 reducen esos daños.
3. El mito de la cantidad diaria recomendada (CDR). Según organismos y países, varía de 60 a 120 mg diarios. No sólo cada grupo humano tiene necesidades diferentes (niños, embarazadas, mayores, fumadores, deportistas, etc.), sino cada persona (lo que el Dr. Williams llamaba “individualidad bioquímica”). Una persona es diferente a otra y más que enfermedades, existen enfermos.
4. Los dos problemas que pueden producir cantidades mayores o megadosis de ácido ascórbico son trastornos intestinales (diarrea) y piedras en el riñón (por oxalatos).
Según la medicina ortomolecular, el primero indica hasta dónde se debe llegar con la cantidad y rebajarla hasta que desaparezcan esos trastornos (nivel de tolerancia). Ese límite puede estar en algunos gramos, pero aumenta al tener cualquier enfermedad, por ejemplo. El cuerpo necesita más vitamina C y la tolera mejor (una persona con gripe puede tomar más gramos diarios sin tener ninguna molestia intestinal).
Sobre la piedras en los riñones hay estudios que lo afirman y otros que lo niegan. Bebiendo bastante agua y añadiendo cloruro de magnesio no he tenido ningún problema en 8 años.
5. Un error frecuente: todo lo que se toma más allá de la cantidad diaria recomendada o CDR -60-120 mg al día-, es tirar el dinero porque el cuerpo lo elimina por la orina. No sólo hay estudios que demuestran que el cuerpo asimila más vitamina C cuando recibe una cantidad mayor todos los días sino que la vida media en el cuerpo es de 4 horas, así que hay médicos que aconsejan dar al cuerpo alimentos ricos en vitamina C o suplementos cada 4 horas, para mantener un nivel constante en la sangre.
En las farmacias se venden suplementos de vitamina C efervescente de un gramo, unas 15 veces la CDR.
(Si algún lector está interesado en los estudios mencionados, le puedo facilitar las referencias completas por correo).
Es importante recordar que el uso de suplementos de vitamina C -y más aún por goteo intravenoso-, debe ser consultado y supervisado por el médico, el farmacéutico o el especialista legalmente autorizado.
El Blog de Jesús Márquez / http://jesusmarquezrivera.com / jesusmarquezrivera@yahoo.es
El valle del río Hunza, entre India y Pakistán, es conocido como el 'oasis de la juventud': sus habitantes viven hasta 110-120 años.
El valle del río Hunza, en la frontera de la India y Pakistán, es llamado 'oasis de la juventud', y no es en vano: los habitantes de la zona viven hasta 110-120 años, casi nunca se enferman y tienen una apariencia muy joven.
Los habitantes de Hunza destacan en muchos aspectos entre las naciones vecinas: físicamente se parecen mucho a los europeos, hablan su propio idioma -el burushaski- que no se parece a ningún otro en el mundo, y profesan un islam especial, el ismaelita, informa Marketium.
Sin embargo, lo más sorprendente de esta pequeña nación escondida entre los macizos montañosos de la región es su capacidad extraordinaria de mantener su juventud y salud: los hunza se bañan en agua helada incluso a 15 grados bajo cero, juegan a juegos deportivos incluso hasta los 100 años, las mujeres de 40 años parecen adolescentes y a los 65 años dan a luz. En verano comen frutas y verduras crudas; en invierno, albaricoques secos, granos germinados y queso de oveja.
El médico escocés Robert McCarrison, que describió por primera vez el 'valle feliz', hizo hincapié en que los hunza casi no consumen proteínas. Al día comen en promedio 1.933 calorías, en las que se incluyen 50 gramos de proteínas, 36 gramos de grasa y 365 gramos de carbohidratos.
Según las conclusiones de McCarrison, precisamente la dieta es el factor principal de la longevidad de esta nación, subraya el medio. Por ejemplo las naciones vecinas, que viven en las mismas condiciones climáticas pero no comen adecuadamente, padecen una variedad de enfermedades y tienen una esperanza de vida 2 veces más corta.
Otro especialista, R. Bircher, destacó las siguientes ventajas del modelo de alimentación de esta asombrosa nación: es vegetariano, tiene una gran cantidad de alimentos crudos, las frutas y verduras predominan en la dieta, los productos son completamente naturales y tienen periodos regulares de ayuno.
Sobre el secreto de su longevidad, los habitantes de Hunza recomiendan mantener una dieta vegetariana, trabajar y moverse constantemente. Entre otros beneficios de este modo de vida figuran la alegría –los hunza siempre están de buen humor– y el control de los nervios, no conocen el estrés.
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