Los hermanos Musulmanes. Al – Ijwan al Muslimin

Los acontecimientos de estos últimos años en Egipto y la situación actual con un golpe militar de facto, han puesto en los teletipos de todas las agencias del mundo el nombre de los HERMANOS MUSULMANES, los Al – Ijwan al – Muslimum. Lo primero que debemos preguntarnos es si son una “hermandad, secta o cofradía”, desde el punto de vista occidental una denominación u otra, cambia la significación de la organización, incidiendo inevitablemente sobre los fines de la misma. Para ello resulta fundamental resaltar la “confusión existente en occidente” al no entender el significado común, la costumbre usual entre los musulmanes de utilizar el apelativo hermano al referirse a cualquier otro muslim, es a partir de la aclaración de esa idea desde donde puede establecerse sus orígenes, su evolución y sobre todo cuales son sus fines.

Origen y evolución

En 1906 nace Hasan al Banna, hijo de un relojero egipcio estudioso de las ciencias islámicas tradicionales, actitud que influirá en la formación de Al Banna cuya educación será de corte tradicional con estudio y memorización del Coran, el Hadiz, el Fiqh y la lengua árabe, lo que le llevara con 14 años a sentirse atraído por el sufismo e incluso la iniciación al “Método”

Tras su paso por la escuela normal primaria en Daman sus inquietudes le llevaran a fundar la “Asociación Benéfica Hasafi” desarrollando las tesis de que “los males de la sociedad islámica podían ser sanados por el retorno a las fuentes del Coran, el Hadiz y la Sira”

En 1927, acabados sus estudios será nombrado maestro publico en Ismailia, un año después fundara la asociación de los Al – Ijwan al – Muslimum conocida en Occidente como los HERMANOS MUSULMANES.

(*) Entre 1928 y 1938 la organización experimentara un gran desarrollo, época en la que establecerá los principios ideológicos y organizativos del grupo, su área de influencia será la zona del Canal de Suez, entre Port-Said y Suez.

Trasladado en su puesto de enseñanza a la ciudad del Cairo desde donde Hasan al Banna desarrollara una gran actividad, actividad que se traducirá en la expansión del movimiento que alcanzara gran proyección en todo Egipto.

(*) Entre 1938 y 1948, bajo el reinado del rey Faruk I comenzara una etapa de gran activismo político, activismo que les llevara a participar por primera vez en unas elecciones parlamentarias, con anterioridad habían conseguido del entonces presidente Mustafa Nahas la promesa de imponer normas de carácter islámico como las restricciones a la venta de bebidas alcohólicas, lo que hará que renuncien a esa participación política.

Los planeamientos políticos del grupo –anticolonialistas y antibritanicos-, terminaran volviéndose radicales, pasando de la dialéctica a la violencia, en 1948 una “Organización Especial de los Hermanos Musulmanes” asesina al consejero Salim Zari Hakmandar, hecho que tendrá como consecuencias que el primer ministro Mahmud Fahni al-Nuqrashi disolverá la organización y mediante edicto militar pasara a ser proscrita y sus bienes incautados.

La respuesta de los Hermanos Musulmanes lo será en la forma del asesinato del citado primer ministro Al-Nuqrashi, dos meses después de dicho asesinato, Hasan al-Banna líder y fundador de los Hermanos Musulmanes morirá en un tiroteo que nunca fue aclarado, pero donde se adivinaba la mano del régimen y de las autoridades británicas, los propios hermanos le darán el titulo de Shahid –Mártir- convirtiéndose para muchos de sus seguidores en el “renovador del Islam”, el Muyaddid, el que devuelve la fuerza del siglo XIV de la hégira.

(*) Entre 1949 y 1954 la situación de los hermanos mejora, hasta tal punto que en 1951 serán legalizados, nombrando a Hasan al- Hudaibi como sucesor del fallecido y fundador Al – Banna.

En 1952 se produce un golpe de estado encabezado por un grupo de llamados Oficiales Libres, los hermanos musulmanes rápidamente se adherirán al golpe dándole la legitimidad y el apoyo popular que les faltaba a los golpistas. La figura relevante del grupo de oficiales será la de Gamal Abdel Naser quien se convertirá en el Rais de Egipto, pero en contra de los deseos de los hermanos musulmanes, no solo no compartirá el poder sino que tampoco estará dispuesto a aplicar una agenda islámica. El nuevo régimen, que había ilegalizados todos los partidos políticos pero mantenía la excepción de los hermanos musulmanes al considerarles como una agrupación de beneficencia, después de una serie de discrepancias con los hermanos, el Gobierno en enero de 1954 recalificara la agrupación, pasando a considerarla como partido político y consecuentemente su paso a la situación de ilegalidad.

(*) Entre 1954 y 1967, tras el intento de asesinato del Rais Abdel Naser, el 27 de octubre de 1954 en Alejandría, volverán a ser sometidos a represión, con encarcelaciones, torturas y ejecuciones.

El régimen, tras la derrota militar de la guerra árabe-israelí de 1967 en la que Egipto perderá la franja de Gaza, comenzara un giro religioso en los discursos del régimen lo que supondrá un nuevo acercamiento a los Hermanos Musulmanes.

Tras la repentina muerte del Rais Gamel Abdel Naser accederá al poder en 1970 Anwar al-Sadat lo que supondrá una mejora en las relaciones con los Hermanos Musulmanes, hasta tal punto que los propios hermanos lo calificaran como “el presidente creyente”. Esas nuevas relaciones traerán a los Hermanos Musulmanes amnistías, crecimiento y expansión, especialmente en las universidades, aunque curiosamente seguirán estando ilegalizados.

(*) Entre 1970 y 1979 se producirá una expansión de los Hermanos Musulmanes convirtiéndose en una barrera contra la influencia de los movimientos de izquierda y naseristas, los enemigos del régimen.

La política de acercamiento de Sadat con Israel, la visita a Jerusalén y la firma de los acuerdos de paz de Camp David en 1979 pondrán al Rais frente a toda la oposición, oposición que se volcara tomando las calles, el resultado será el deterioro de las relaciones de los Hermanos Musulmanes con el Gobierno. En septiembre de 1981 el Gobierno lanzara una represión contra la oposición donde el mismo Omar al-Tilmisam, tercer murshid al- am de los Hermanos Musulmanes, nombrado en 1973 tras la muerte de Hassan al-Hudaibi, será encarcelado en el proceso de represión del Gobierno.

El 6 de octubre de 1981, durante un desfile militar el Rais Sadat será asesinado por un miembro de la Yamaat al-Islamiya grupo islámico radical nacido al amparo de los Hermanos Musulmanes.

(*) Entre 1981 y 1992, ejerciendo de presidente Hosni Mubarak los Hermanos Musulmanes vivirán otra etapa de tranquilidad y aunque seguían siendo ilegales su apuesta por la tolerancia y la conciliación hará que el propio régimen los presente como la “rama moderada del Islam”.frente a los radicales que asesinaron a Sadat.

Es una etapa de los Hermanos Musulmanes, donde la generación formada políticamente en las universidades al amparo de la permisividad de Sadat les decidirá dar el salto a la participación política. En las elecciones de 1984 entraran en el Parlamento formando coalición con el partido laico Al-Wafd, posteriormente en 1987 formando la llamada “Alianza Islámica” con los partidos de corte islámico Al-Amal y Al-Ahar se convertirán en el principal grupo de la oposición con 36 escaños, lo que sumado a sus ascensos en los colegios profesionales de abogados, médicos e ingenieros, terminaran creando una situación de profundo malestar en el régimen. Sucesos como la negativa de los Hermanos Musulmanes a participar en los comicios electorales de 1990 junto a las principales fuerzas políticas –suponía deslegitimar el proceso electoral-, sus criticas a la intervención egipcia en la Guerra del Golfo e Irak y la rápida actuación del grupo islámico en el socorro de las victimas del terremoto de 1992 frente a la lentitud de la ayuda oficial, fueron llevando al régimen a una situación de un nuevo enfrentamiento con la organización de los hermanos.

(*) Entre 1992 y 2004 se llevara acabo una sistemática represión de los Hermanos Musulmanes, identificándolos como terroristas asimilados a los grupos islámicos radicales que actuaban en el país.

La Ley de Emergencia promulgada tras el asesinato de Sadat permitía a las fuerzas de seguridad detener, encerrar y juzgar a los miembros de la agrupación en cualquier momento y sin más justificación que la pertenencia a un grupo proscrito por la ley. En 1995 se abrirán tres procesos militares contra los hermanos y se lanzara una campaña de represión, coincidiendo con las vísperas de elecciones parlamentarias, de los 170 candidatos solo obtendrán 1 escaño.

En el año 2000, en una situación más permisiva llegaran a obtener 17 escaños.

(*) Entre 2003 y 2005, el régimen egipcio, forzado por la política de los EEUU a través de la llamada “Iniciativa para un Gran Oriente Medio y Norte de África”, plataforma desde donde se pretendía convertir a Egipto en punta de lanza para introducir reformas democráticas, el régimen consentirá y favorecerá la apertura política, apertura que coincidía con las elecciones parlamentarias del 2005.

Con este clima de tolerancia

Los Hermanos Musulmanes obtendrán la quinta parte de los escaños parlamentarios.

La situación de tolerancia se mantendrá hasta el años 2008, periodo en que el activismo político se trasladara a las redes sociales de Internet, desde donde se criticara al gobierno, a los aparatos de seguridad del Estado, mientras los hermanos habían vuelto a controlar los órganos del Colegio de Abogados, los jueces se rebelaban en todo el país exigiendo independencia y elecciones liebres, y los estudiantes universitarios exigiendo mayores libertades políticas.

(*) Entre 2006 y 2011 se desencadenara una política de represión contra toda la oposición encabezada por los Hermanos Musulmanes, a quienes se les acusara de estar detrás de todos los movimientos de protesta, varias publicaciones de entre ellas su principal cabecera la Afaq Arabiya serán cerradas, mientras los tribunales militares comenzaran a actuar y las elecciones locales del 2006 serán postergadas hasta el 2008 en donde se producirán manipulaciones, también en las elecciones del Senado y en las generales de noviembre-diciembre de 2010 cuya segunda vuelta será boicotead por los hermanos al no conseguir ningún escaño en la primera vuelta.

La frustración de la oposición prendera en los jóvenes que desde 2006 habían encontrado en Internet la válvula de escape para compartir los abusos y la falta de libertad. El primer éxito político de eso grupos de jóvenes será consecuencia de las concentraciones solidarias con los trabajadores del sector textil de Mahall –al Kubra, concentración donde los hermanos musulmanes no intervendrán pero que mostraran su apoyo.

En 2011, la caída del presidente tunecino Zine El Abidin Ben Ali tras una serie de revueltas sociales, tendrá como consecuencias que en Egipto las redes activistas convoquen el 25 de enero una manifestación coincidente con el Dia de la Policía, manifestación en la que los Hermanos Musulmanes se mantendrán distanciados de los convocantes –siguiendo una clara estrategia de esperar el momento propicio- protesta que se extenderá por todo el país y provocara la caída de Mubarak.

Sus fines

En síntesis el mensaje de los Hermanos Musulmanes se podría resumir en lo siguiente:

“El Islam es antes que nada un sistema –nizam- completo e inigualable por su origen de revelación, por tanto, al ser completo y perfecto su destino es el de regular la vida humana en todos sus aspectos”.

Su fundador Hasan al Banna proclamara como consigna:

“El Islam es una cosmovisión -aqida- y una actividad espiritual –ibada-, es patria y nacionalidad, es trascendencia y política, es sabiduría y acción, es Coran y sable”

El sistema islámico es valido para todos los seres humanos sea cual sea su momento histórico y su geografía.

Las posturas islámicas de los hermanos inspiradas en la escuela de derecho hanbali tienen como meta la vuelta a la pureza del Islam, al de las primeras generaciones musulmanas –el Salaf- obviamente actualizada a las necesidades de los tiempos, de manera que:

- el musulmán solo puede conocer a Alá por la descripción que de El hace el Coran y la Sunna, que a su vez proyectan en su espíritu y corazón el compromiso total de su vida al servicio del Islam - los Hermanos Musulmanes estaban obligados a ejercicios de espiritualidad basados en la recitación del Coran con meditación –tadabbur- y el estudios de los hedices y de la historia de los comienzos de la comunidad musulmana - los hermanos desconfiaban de las formaciones tradicionales –kalam- por entender que estaban impregnadas del espíritu griego que son la causa de las divisiones sectarias y obstáculos para lograr la unidad indispensable de todos los musulmanes en la lucha contra el imperialismo

El primer objetivo de los hermanos en su compromiso con el Islam es la lucha contra la invasión occidental bajo cualquier forma. Para ello seguirán dos vías, una para conseguir que todos los países musulmanes sean liberados de toda dominación extranjera, y la otra, la islamizacion de la vida egipcia frente a los aspectos de influencia occidental, desde las costumbres sociales: vestimentas, saludos, uso de lenguas extrajeras, horarios de trabajos, alimentación, calendarios, entretenimientos, instituciones escolares, jurídicas, políticas, en el control de las ideas y los sentimientos.

Otro objetivo será la abolición de los códigos egipcios inspirados en los códigos europeos, creando una legislación fundada en la Sharia.

También a su manera intentaran crear una doctrina económica y social a partir de las nociones coránicas como: el impuesto previsto –el Zakat-, la prohibición de los beneficios del dinero, etc. Los teóricos de la doctrina de los hermanos - Sayyid Qutb y Mustafa a Sibai- serán los que sintetizaran las ideas llegando a definir un “socialismo islámico” - ishtira kia islamia- que pretendía ser equidistante del comunismo y del capitalismo.

Pero el gran objetivo final de los Hermanos Musulmanes pasa por la creación de un gran califato, un gran estado musulmán centrado en el Valle del Nilo, que reúna a todos los pueblos musulmanes y a cuyo frente como cabeza visible figuraría un Califa.

Sus críticos

Su principal critico será el argelino Malek Bennabi (1905 – 1973), arabista, intelectual musulmán, bilingüe, influido por autores como Ibn Khaldun, Nietzsche o Darwing, dominador a un mismo tiempo de las referencias occidentales y de las arabo-islámicas, del que se ha llegado a decir que “es uno de los primeros filósofos sociales del mundo árabe y afroasiático de nuestro tiempo”, con mas de 20 obras editadas y que mostró un interés especial por los Hermanos Musulmanes.

En mayo de 1956 se instalara en el Cairo donde entra en contacto directo con los hermanos, hasta entonces solo los había conocido a través de estudios, artículos de prensa o por el contacto con los medios orientales que vivían en Francia o estaban allí de paso.

No se acercara a los hermanos como un investigador especializado en el estudio de la organización islámica sino como un intelectual musulmán que reflexionaba sobre la sociedad musulmana y sobre el mundo en que vivía.

En su obra “El Afro-asiatismo” establece planteamientos críticos a los Hermanos Musulmanes por su postura, postura que define como “apologética”, según su razonamiento, el intelectual musulmán al sentirse acosado por el dominio occidental, en una reacción mecánica se coloca en una postura “apologética” ensalzando a la sociedad musulmana, lo que le imposibilita para plantear los problemas estructurales a los que se enfrenta su sociedad.

Para Bennabi “es necesario separa lo espiritual de lo social” para hablar de las carencias sin la angustia que se apodera del musulmán cuando se plantea abordar los problemas del mundo musulmán, de su mundo. Si no se separan, cuando eso sucede, desde un punto de vista patológico, la razón sucumbe a esa angustia y se ve ineludiblemente arrastrado por impulsos “apologéticos”, de forma que se cree obligado a idealizar -defecto común de todos los creyentes y de todas las religiones- el contenido, de manera que ha formar en su espíritu un retrato elogioso de su religión, lo que desde el punto de vista de la psicología es una tendencia “apologética”que a su vez refleja un debilitamiento de la fe.

Contra esa postura “apologética” que impide a los intelectuales musulmanes plantear los problemas fundamentales intrínsecos a los que se enfrentan las sociedades musulmanas, Bennabi destacara la necesidad de una mirada “objetiva y critica” como forma de encontrar las respuestas a esos problemas de las sociedades musulmanas, considerando que si bien existe una sociedad musulmana, esta, se encuentra en un estado de “pre-civilización” y que por tanto habría que plantear el problema de su “civilización”

Frente a esas criticas Sayyad Qotb ideólogo de los Hermanos Musulmanes responderá esgrimiendo que:

-que la sociedad musulmana era el ideal a alcanzar porque las sociedades del mundo musulmán no se regían totalmente por las reglas del Islam - que la única sociedad civilizada era la sociedad musulmana puesto que se asentaba sobre fundamentos divinos, frente a las otras sociedades que se asentaban en legislaciones humanas

Mientras Sayyad Qotb se sitúa en la perspectiva teológica-política donde prevalece el concepto de “soberanía exclusiva de Dios” –hakimiyya a Lillah-, Malek Bennabi se sitúa como sociólogo en los “problemas de la sociedad musulmana”

Conclusiones finales

Después de 85 años de su fundación, los Hermanos Musulmanes han alcanzado el poder en Egipto la tierra que les vio nacer, pero las propias divisiones internas en la organización han precipitado su caída.

Mientras que una parte de ellos son partidarios de llevar a cabo la islamizacion y después lograr el poder, otra parte entiende el proceso al revés, primera obtener el poder y después utilizando ese poder islamizar.

El presidente Mursi presionado por la facción mas radical opto por aplicar la formula de islamizar desde el poder, sus decisiones, desde gobernar en solitarios -51 % de votos- pasando por ubicar en los resortes del poder a los hermanos, para terminar con el decreto presidencial que le otorgaba poder para situarse por encima de las leyes, fueron las gotas que colmaron el vaso de la oposición, no se puede gobernar con el apoyo de 25 millones de egipcios y tener en contra otros 25 millones.

Enfrente, expectantes, una casta militar que lleva en el protagonismo del país, prácticamente desde la finalización de la época colonial británica, las conclusiones finales se adivinaba fácilmente.

Mike Evans, veterano estudioso del Oriente Medio ha llegado a manifestar:

“Veremos una guerra civil en Egipto, esto aun no ha terminado, no se trata de la democracia, cosa que nunca lo fue, es una batalla por el Islam”

La lucha es en realidad, una lucha entre radicales sunitas y chiítas cuyo objetivo es el establecimiento del gran Califato de Oriente Medio, mientras que para unos –sunitas- debe estar ubicado en Egipto, para los otros –chiítas- debe estarlo en Irán.

Simplificando mucho podemos señalar que los Hermanos Musulmanes se sitúan entre el Irán de Jomeini y la Turquía de Endogan, entre un islam radical y un islam moderado, pero sin dejar de lado que son el origen de todos los movimientos integristas, no en vano es la organización integrista árabe-musulmana mas antigua, extendida e influyente de ellas, todos, absolutamente todos los grupos han bebido de las fuentes de los Hermanos Musulmanes.

Sayyid Qutb utilizo como base ideológica la “aleya 112 de la suna novena del Coran” afirmando que:

Ala ha comprado a la persona y la riqueza de sus fieles con el Paraíso que les ha reservado, por tanto, ellos deben combatir por Ala, por El matan y mueren

La debacle Egipcia

Carlos Delgado: Egipto, país clave en todo lo que ha venido ocurriendo en Oriente Medio en los últimos cincuenta años, ha estallado. Una enorme ola de protesta social se extendió como la pólvora contra el régimen de Mubarak, logrando el derrocamiento del Presidente y su posterior procesamiento por la justicia.

Cuando toda la opinión pública pensó que por fin el país se encaminaba hacia una democracia a través de reformas en su sistema político e institucional llegó, de nuevo, la decepción.

Las elecciones convocadas por el gobierno provisional las ganó con amplia mayoría el Partido Libertad y Justicia, fundado por los Hermanos Musulmanes. Morsi fue elegido como el primer Presidente salido de unas elecciones libres en Egipto.

Morsi presidió un gobierno que rápidamente tuvo una deriva autoritaria congelando las numerosas reformas que la oposición reclamaba como indispensables para modernizar el país, y lograr la recuperación de la economía.

Los recientes acontecimientos hablan por sí solos. Una nueva revolución social, apoyada por las Fuerzas Armadas, derroca a Morsi e instaura un nuevo gobierno provisional donde figura como vicepresidente el Jefe del Estado Mayor del Ejército. Teóricamente este gobierno controlará el proceso de transición de Egipto hacia la democracia con la convocatoria de unas nuevas elecciones.

El embajador de Egipto en España, Ayman Zaineldine ha negado que el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi fuera un golpe de Estado ya que según él “el Ejército no ha tomado el control del país”, además de defender que si el Ejercito intervino fue por el clamor contra la reforma constitucional y la deriva económica del país.

Obviamente los Hermanos Musulmanes no han aceptado la intervención militar contra Morsi, y las protestas y enfrentamientos entre ambos bandos, o entre los Hermanos Musulmanes y los militares son continuos, poniendo al país al borde de la confrontación civil.

Lo primero que a cualquier observador le llama la atención son las consecuencias económicas que el clima de inestabilidad permanente puede tener para país. Y éstas necesariamente no pueden ser buenas.

La agencia Fitch ya ha rebajado de B a B- la nota crediticia de Egipto por los sucesos de los últimos días. Hay una enorme preocupación por lo que va a pasar con el sector turístico, uno de los más dinámicos de la economía egipcia. Todos confían que el turismo no entre en caída libre, lo que supondría una auténtica debacle para la ya maltrecha economía de Egipto. La esperanza es que sus principales mercados emisores, el británico y el alemán, empiecen a mandar turista al país en invierno, cuando la situación “haya mejorado” según ha reconocido un portavoz del nuevo gobierno provisional. Dicho portavoz también reconoció que la cancelación de reservas por parte de operadores y agencias europeas estaba siendo cuantiosa, lo cual no es de extrañar dado que muchos países han desaconsejado a sus ciudadanos visitar el país de las pirámides mientras continúe la inestabilidad política y social.

El pasado miércoles 3 de julio, las Fuerzas Armadas derrocaron al Presidente Mohamed Morsi que, no lo olvidemos, era el primer jefe de Estado elegido en unas elecciones libres tras el golpe de estado militar que derrocó al dictador Hosni Mubarak. Fue la culminación de un proceso que empezó con una enorme presión social en las calles. El 29 de junio miles y miles de manifestantes, reunidos en el Plaza de la Liberación, exigían la renuncia del Presidente Morsi.

Las manifestaciones contra la política autoritaria de Morsi y su gobierno convocaron a millones de manifestantes en todo el país, cuyos organizadores aseguraron haber recogido 22 millones de firmas para la revocación del Presidente. En esos momentos de crisis del gobierno, numerosos ministros y altos cargos de la Administración dimitieron, como suele suceder. Ya hemos visto casos parecidos en otros países árabes.

Debido al deterioro de la situación del país y al incumplimiento de las promesas de Morsi de iniciar reformas verdaderamente democráticas, Abdul Fatah al-Sisi, Jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, dio un ultimátum para la renuncia del gobierno. Finalmente, ante el incumplimiento del requerimiento hecho por el Ejército, Morsi fue derrocado, y detenido el 3 de julio.

Morsi era el candidato del partido Libertad y Justicia, fundado por los Hermanos Musulmanes, en las últimas elecciones que lo llevó al poder. Era considerado como un político moderado dentro del radicalismo del movimiento islamista. Por esta razón Occidente lo apoyó, como mal menor, y lo consideró el candidato idóneo para reconducir la situación del país.

Se buscaba el perfil de un político dialogante que no echara por tierra las relaciones que Egipto mantenía con los EEUU, ni pusiera en peligro los acuerdos de paz firmados con Israel. Egipto es una pieza fundamental para el mantenimiento de la estabilidad en el Medio Oriente. Por otra parte era considerado un político capaz de frenar las posiciones más radicales dentro de su partido.

Desde el principio su gobierno tuvo que hacer frente a una situación económica desastrosa, con un desempleo desbocado, aumento de los precios de productos básicos, carestía de gasolina lo que ponía en peligro el sistema productivo, etc.

El descontento social era evidente, y era cuestión de tiempo que la situación se volviese incontrolable. Por otra parte, la política interna de Morsi se orientó a aumentar la influencia del Islam en la sociedad egipcia. Siendo Egipto uno de los países más liberales del Islam, este nuevo giro hacia posiciones conservadoras tuvo un amplio rechazo social.

Rápidamente Morsi intentó acumular todo el poder en la figura del Presidente. Se promulga una Ley el pasado mes de noviembre mediante la cual se concentran nuevos poderes en la figura del Presidente, como el poder de supervisión y la inmunidad legal para su persona.

Toda esta situación empieza a generar una enorme tensión social. La gente se pregunta en las calles si se ha derrocado a un dictador (Mubarak) para poner a otro.

La frustración y el desencanto por las medidas del gobierno son evidentes. Nace un movimiento de resistencia y oposición al gobierno llamado Tamarod (rebelión en árabe). El movimiento Tamarod fue fundado en abril de 2013 por los miembros del Movimiento Egipcio por el Cambio, una plataforma que se formó en el año 2004, para impulsar la reforma política bajo la presidencia de Mubarak.

El pasado mes de junio significó el principio del fin de Morsi. Las manifestaciones se extienden por todo el país. En la Plaza de la Liberación de El Cairo se manifiestan decenas de miles de personas, con el apoyo explícito de los militares. Las protestas se suceden en Alejandría, Port Said, Suez, etc.

Indudablemente los partidarios del Presidente Morsi no se quedan de brazos cruzados. Se concentran en varios puntos de la ciudad de El Cario, y las manifestaciones se tornan violentas, con enfrentamientos, a veces armados, entre ambos bloques.

En la mañana del 1 de julio los manifestantes contrarios a Morsi asaltan y saquean la sede nacional de los Hermanos Musulmanes en El Cairo. Ese mismo día se produce el ultimátum del Ejército al Presidente Morsi, pidiéndole su renuncia inmediata en el plazo de 48 horas, para responder a las demandas del pueblo egipcio. En ese mismo comunicado, emitido por el Jefe de las Fuerzas Armadas Egipcias, se dice claramente que el Ejército intervendrá, anunciando una hoja de ruta para el futuro, si las demandas del pueblo no son atendidas.

La situación se complica aún más cuando el Presidente Morsi se declara “Presidente legítimo” y se niega a cumplir el ultimátum de las Fuerzas Armadas, llegando incluso a manifestar que estaba dispuesto a proteger su cargo “con su propia sangre”.

Los militares lanzan de forma inmediata un mensaje titulado “Las Horas Finales” en el que aseguraron estar dispuestos a derramar su sangre contra los “terrorista y los necios”.

El 3 de julio, ante la negativa del Presidente a dimitir, el Ejército se reúne con varias fuerzas políticas nacionales para trazar la hoja de ruta a seguir. En esa reunión se forma una coalición entre el Frente de Salvación Nacional de Mohamed el-Baradei, el movimiento Tamarod de Mahmoud Bahr, el Partido al-Nour de Younes Makhioun, la Autoridad Islámica de al-Azhar de Ahmed el-Tayeb, y la Iglesia Copta del Papa Teodoro II.

Mientras millones de manifestantes contrarios a Morsi se volvían a concentrar en la plaza Tahrir de El Cairo. Ese mismo día el Presidente fue detenido en el Palacio de Gobierno por los militares, y conducido al Ministerio de Defensa.

El artífice del golpe de Estado, el general al-Sisi anunció en la televisión pública el derrocamiento oficial del Presidente Morsi y su gobierno. Así mismo anunció la suspensión de la Constitución, la Convocatoria de Elecciones y el nombramiento de un Gobierno Provisional presidido por Adli Mansour, Presidente del Tribunal Constitucional.

En estos momentos el Ejército controla completamente el país y tutela el periodo de transición que debe culminar en unas elecciones libres, la formación de un nuevo gobierno, y el inicio de un nuevo periodo constituyente.

Quedan en el aire muchos interrogantes. Que podemos esperar de un país que ha quedado tan profundamente dividido. La fractura social en Egipto es evidente. Los Hermanos Musulmanes ya han manifestado, por activa y por pasiva, que no aceptan el golpe de estado y no reconocen al nuevo Gobierno Provisional que gobierna esta etapa de transición. Para ellos, Morsi sigue siendo el Presidente legítimo de Egipto y exigen a los militares su inmediata reposición en el cargo.

El caldo de cultivo para un enfrentamiento civil está servido. Ya se han producido los primeros choques entre los partidarios de Morsi y los militares, con víctimas mortales. Un ejemplo sangriento fue la jornada del 8 de julio cuando los Hermanos Musulmanes llamaron a una especie de intifada contra las fuerzas armadas e intentaron asaltar un cuartel de la Guardia Republicana. El Ejército respondió y causó más de 50 muertos, y cerca de 450 heridos entre los asaltantes.

Lo que todos los analistas se preguntan es si estamos ante el inicio de un conflicto interno en Egipto que aún no se sabe las proporciones puede tener y hasta dónde puede llegar. Es evidente que Egipto juega un papel clave en la estabilidad regional de Oriente Medio. Es el único país árabe que ha firmado un acuerdo de paz con Israel, y es un poderoso aliado de los EE.UU en su política de desactivación del conflicto árabe-israelí.

No estamos ante la revuelta en un pequeño país. La influencia de Egipto en el mundo árabe es fundamental desde su independencia.

La Liga de Estados Árabes, con sede precisamente en El Cairo, ya ha manifestado su honda preocupación por los acontecimientos internos de Egipto, requiriendo a las autoridades que eviten un baño de sangre, y solucionen pacíficamente los graves problemas políticos, económicos y sociales del país.

Egipto cuenta con una población que supera los 85 millones de personas, y una alta tasa de natalidad. Es uno de los países más poblados de Oriente Medio y África. Representa también la segunda economía de África por PIB.

El clima de convulsión social ha paralizado la inversión extranjera y ha afectado muy negativamente al sector turístico, vital en la economía egipcia.

El desempleo ha llegado al 13,6%. Dos de cada cinco egipcios viven con menos de dos dólares al día, y la tasa de malnutrición de los niños menores de 5 años llega al 31%.

La tasa de crecimiento se ha reducido del 7% en 2008, al 2% para este año. La caída del turismo ha generado mucho desempleo en el sector de la hostelería, muchos hoteles y restaurantes han cerrado ante la ausencia de turistas.

Según los datos disponibles, desde la caída de Mubarak, la reserva de divisas se ha reducido en un 50%

La situación económica y el clima de permanente inestabilidad política y social, pueden llevar a Egipto por un sendero que nadie quiere y de consecuencias imprevisibles.

Habrá que esperar a los próximos meses para ver si los militares cumplen su promesa de garantizar la celebración de elecciones libres, y finalmente se retiran del primer plano de la vida política. También habrá que estar muy atentos a la actitud del movimiento islamista que puede cuestionar el resultado de esas elecciones al no aceptar el golpe de estado que los ha sacado el poder en Egipto.

Todos estos factores, más la situación económica interna muy deteriorada, serán claves en la evolución de Egipto en los meses venideros. Queda por ver si los egipcios son capaces de construir una sociedad basada en principios democráticos, o por el contrario la tragedia del enfrentamiento civil se enquista en el país. Esperemos que no, y Egipto logre superar la crisis interna en la que vive desde hace ya algunos años.