Humillando a una musulmana

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Hace unos días, Javier Maroto, alcalde de Vitoria, perteneciente al Partido Popular, efectuó unas duras declaraciones respecto el caso de una ciudadana musulmana que, portando velo y ropa no apropiada, se adentró en una piscina pública.
 
Mucho ha esperado el alcalde, porque es vox populi (voz del pueblo, en latín, para quien desconozca el significado), que a lo largo de los años han sido incontables los chavales y chavalas vascos de pura cepa, con ADN adecuado, que se han metido en las piscinas vitorianas con ropa de calle, sobre toda bermudas y pantalones vaqueros por debajo de las rodillas, “una moda bastante extendida desde hace tiempo entre los adolescentes”, según los mismos responsables municipales. Es decir, que no es algo nuevo.
 
Pero no, han esperado hasta que una CIUDADANA MUSULMANA, que no una inmigrante, ha hecho lo mismo.
 
Cuando es una “inmigrante marroquí”, una musulmana, quien lo hace, es cuando las campanas resuenan al viento y desde la muy pepera alcaldía vitoriana, claman al cielo.

¿Y qué hacen las entidades “islámicas” vascas al respecto?

Poco: Unos, dicen que “es un caso puntual”, para así no meterse en muchos líos y seguir con sus negocios con las administraciones públicas peneuvistas. Normal. Son los mismos que engañaron a los bilbaínos con el cementerio musulmán de Derio, y los mismos que se quedaron callados cuando exiliaron a las futuras mezquitas bilbaínas al extrarradio de la ciudad, al lado de prostitutas y delincuentes.
 
Otros y otras, desde asociaciones de “inmigrantes”, a pesar de llevar treinta años en el País Vasco, y que a nadie representan, sólo a ellos y ellas mismos, dicen que “prefieren mantenerse al margen, sin pronunciamientos públicos”. Normal  también. Los cincuenta euros en mano de cada conferencia “té-y-pastas-al-final-del-pasillo” cunden lo suyo y no tienen ni puñetera idea de lo que tienen que hacer. Ni valentía para hacerlo. Eso sí, en Ramadán ocuparán los primeros puestos de las filas del  tarawith, bien en la parte de los hombres, bien en la de las mujeres.
 
Otros, los que le tienen ojeriza a Mohamed VI, no han dicho tampoco ni pío, no vaya a ser que su jefe desde Madrid pierda sustanciosas prebendas.
 
Yo no me acobardo, y sé que al igual que yo,  muchos musulmanes y musulmanas de España, para decir que YA ESTÁ BIEN.
 
Los musulmanes nos hemos convertido en el chivo expiatorio de un gobierno del partido político que gobierna, el Partido Popular,  que no gobierna para el pueblo, sino para las oligarquías políticas y financieras, sin importar que los ciudadanos seamos cristianos, musulmanes o ateos. Sólo quieren el enfrentamiento de unos contra otros, para así ellos seguir enriqueciéndose a costa del pueblo.
 
Los musulmanes y musulmanas de España tenemos que decir BASTA, y encontrar nuevos métodos de participación en política. Ya no nos sirven los viejos métodos ni las viejas asociaciones o entidades. Son otros los tiempos, otros los cauces de participación, y otro el momento, grave hasta la extenuación.
 
Los musulmanes y musulmanas del estado español tenemos que dar un puñetazo en la mesa y decir que ya está bien, que necesitamos nuestros representantes políticos en los ayuntamientos, en los parlamentos autónomos, en el Congreso de los Diputados y en el Senado, y dar la espalda a todo aquel o aquella que lo único que busca es su interés personal.
 
Ayer, una hermana fue expulsada de mala forma de una piscina pública.
 
Antes de ayer, a una asociación de padres de alumnos de la misma ciudad, les denegaron el acceso a alimentación halal, alimentación perfectamente reglamentada por ley estatal, pero que empieza por no aplicarse.
 
Desde hace veinte años, esperamos que se aplique la Ley 26/92, y todo es negativa o directamente, cierre de puertas en las narices.
 
Hoy, los musulmanes y musulmanas del estado español somos un cero a la izquierda. Pero… ¿y mañana?
 
Somos dos millones de musulmanes y musulmanas en España, medio millón nacionalizados y por tanto, con derecho a voto.
 
En el Profeta salla Allahu aleihi wa sallam tenemos un ejemplo y una guía clara de lucha contra la oligarquía de su tiempo, y ya  sabemos además, que el más cercano a Allah es aquel que lucha por el establecimiento de la Justicia.
 
Tengamos la valentía de luchar por la Justicia, de luchar por lo nuestro, y si no por nosotros, por nuestros hijos. Demos cerrojazo a todo aquel que no nos vale, y que nos utiliza desde las propias filas musulmanas, e impliquémonos en nuestro presente y en nuestro futuro.
 
Tengamos la valentía de ser dueños de nuestro propio destino.